![]() |
Con el perdòn de los equipos que juegan en esa categorìa. Me diràn que el panorama no està del todo definido, y es cierto, pero el susto mayor ya pasò. Saliò de terapia intensiva, aunque el paciente sigue en estado crìtico. Pero ya depende de sì mismo y eso es ganancia. Aquellos anti-Barcelona que querìan darse el gusto de verlo condenado a la horca, deberàn esperar, porque con èste equipo nuca se sabe.
Su historia dice que se hace grande en la adversidad. Que cuando no puede ganar por fùtbol, lo hace por casta y cojones. Las làgrimas de Perlaza e Hidalgo conmovieron y contagiaron a muchos. Esa entrega que tanto reclamaba la gente apareciò cuando màs se la necesitaba.
La estadìstica dirà con el paso del tiempo que el del mièrcoles fue un partido màs, pero la memoria amarilla dirà que no. Porque a Macarà se le ganò con el orgullo de un barcelonismo a flor de piel. No fue una victoria de Maruri, ni del Pocho ni de Llop. Ni de los jugadores. Fue el triunfo del sentimiento de un pueblo que nunca perdiò la fe en su Barcelona del alma.
El paro de los profesores, los lìos de Correa, la inseguridad, los cuentos asambleìstas. Todo quedò de lado la noche del 23 de septiembre.
Barcelona sigue vivo y se aferra a no caer. El gol de Perlaza retumbò en la cordillera y se hizo eco en el corazòn de millones de amarillos. El Idolo sigue de pie.
POR CARLOS VICTOR MORALES
No hay comentarios:
Publicar un comentario